Marco
Abella, ése es el nombre del Priorat más elegante que conocemos. Es
el nombre de una bodega de nuestros tiempos, nacida en nuestro siglo
y creada por personas como nosotros, que queremos el vino y nos
enamoramos de él cada día un poco más.
La
familia Marco ha vivido generación tras generación a lo largo de
los siglos en Porrera, una de las localidades más vinícolas del
Priorat. El cultivo de la viña siempre fue parte de la familia, y
fue en 1998 cuando David y Olivia vieron en ella mucho más y se
pusieron a trabajarla para elaborar unos vinos que están obteniendo
muy buenos resultados. Se
dice que “la mejor Cariñena del Priorat viene de Porrera”, una
zona cercada por el anillo del Montsant en la que apenas llueve. Y es
en sus cercanías dónde ellos construyeron su bodega,
minimizando el impacto paisajístico y dando prioridad a una máxima:
la de estresar lo menos posible el vino durante su elaboración.
Sobre suelos de una licorella que varía su forma en cada una, se
levantan las tres parcelas de viñedos, a 450, 600 y 700 metros. Esta
altitud aporta frescor a los vinos, y al tratarse de una zona tan
aireada, la uva crece sana, con pocas plagas, algo que les facilita
aplicar la viticultura ecológica que practican. También
se rigen por los principios de una biodinámica muy “lógica”,
muy “científica” y demostrada: optimizan todo el proceso de
crecimiento de la planta sincronizándose con el influjo que ejerce
la Luna sobre la Tierra.
(A raíz de hablar de la biodinámica, Olivia
nos explicó el curioso origen de las fiestas religiosas de Semana
Santa. La biodinámica era la manera natural de nuestros antepasados
de trabajar la tierra. Durante ciertas fases de la Luna, el trabajo
realizado sobre el terreno no obtenía ningún fruto, por lo que se
dedicaban durante esos días a descansar. En ocasiones coincidian
varios días no productivos seguidos, y con ello se instauró la
costumbre de celebrar durante esa semana las fiestas religiosas. Por
eso la Semana Santa que hoy día seguimos celebrando avanza y
retrocede en nuestro calendario solar.)
Si
algo ocurre en los vinos de la D.O.Qa. Priorat, además de estar tan
buenos, es que suelen ser inconfundibles: la licorella deja su rastro
mineral en cada copa. También podemos fijarnos en un factor
distintivo en la boca: solemos encontrarnos con vinos de mucha
potencia. En Marco Abella las raíces del Priorat no se pierden de
vista, y por ello elaboran trabajan persiguiendo la idea de una
modernidad que encaje a la vez con tradición, y a esta idea
consiguen darle forma con vinos elegantes, frescos y complejos.
Loidana
La línea más popular de la bodega se elabora principalmente con Garnacha y Cariñena, variedades autóctonas, y una parte de Cabernet Sauvignon. Tanto la fermentación como la crianza se llevan a cabo en cemento, para acabar con una crianza en madera seguida de un tiempo necesario en botella.
Todavía podemos comprar algunas botellas de Loidana 2007, y será seguro una buena compra. Es un vino color rubí con mucho peso de fruta roja, deja un postgusto largo y se siente completo. Es muy buena idea tomarlo con arroces y pastas.
La nueva añada 2008 ya está empezando a venderse. Se trata de un vino que con unos meses más embotellado podrá mejorar. Ya se percibe como un buen vino, con cuerpo, algo menos aromático, pero más fresco y mineral. Esto es debido a que el 2008 fue un año de lluvias, y esto hace que se note menos la potencia de la fruta del 2007. EL 2008 introduce Syrah en el coupage.
Mas Mallola
Con las mismas variedades de Loidana, Marco Abella elabora otro tinto de calidad un poquito superior a partir de viñas de viticultura ecológica y biodinámica de mayor edad. Parte de la fermentación se lleva a cabo también en tinas de cemento, para luego envejecer durante 20 meses en botas de roble francés. El resultado es un vino que de entrada en nariz deja notar mucha fruta, más bien en compota, y aromas balsámicos, mentolados. Un buen acompañamiento para carnes y atún.
Como en el caso de Loidana, la añada 2008 ya se ha puesto a la venta, pero eso sí, el 2007 está ahora en su mejor momento para ser consumido.
Todavía no hemos podido probar los otros dos vinos de la bodega. Uno de ellos es Clos Abella, que se elabora con la uva de las mejores viñas de la familia. El otro es Òlbia, su primer blanco, que tiene una pequeña producción (no más de 1200 botellas) y tiene un interesante coupage de Macabeo, Garnacha Blanca y, cuando la cosecha lo permite, Pedro Ximénez. ¿Interesantes, verdad? En esta entrada del blog de Wine Palace sobre su visita a la bodega encontraréis más datos sobre ambos vinos.
Marco Abella está exportando sus vinos por todo el mundo y ganando seguidores y buenas críticas allí por dónde pasa. Y aquí, que tan cerquita los tenemos, casi no los conocemos... ¿Y con cuántas bodegas más estará ocurriendo esto? Nos encanta descubrir bodegas como esta, dirigidas por personas que un buen día decidieron aparcar sus vidas tal como las conocían para ofrecernos lo mejor de nuestra tierra... Y lo menos que queremos hacer por ellos es conseguir que vosotros tambén los descubráis, así que comprad rápido una botella de Loidana, un buen inicio si no conocéis demasiado los vinos del Priorat y ¡ya nos contareis que os parece!
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Fins al pròxim glop!
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