Hemos participado en una experiencia totalmente nueva para nosotros que nos ha permitido descubrir un vino desde su nacimiento. La Bodega Abadal ha organizado una cena muy especial en la que la protagonista era la uva en su evolución hasta ser vino, una velada en la que hemos probado las variedades Picapoll, Merlot y Syrah en distintas fases de elaboración.
Los vinos de la Bodega Abadal se elaboran en una de las masias más antiguas y bonitas de nuestro país, que data del siglo XII y está ubicada en Santa Maria d'Horta d'Avinyó, en la D.O. Pla de Bages. Abadal pertenece a la familia Roqueta, que desde el grupo Roqueta Origen dirige también las bodegas LaFou, 1898 y Pago de Montal.
La cata que acompañó la cena estuvo dirigida por la sommelier Anna Castillo, responsable de enoturismo en la bodega, junto a un equipo de trabajadores muy amables que nos hicieron disfrutar mucho de la noche. Esperando al resto de asistentes, Anna nos ofreció una copa de Abadal Rosado mientras nos explicaba el proyecto de difusión de las actividades de enoturismo que están llevando a cabo en la bodega. La cena se ofreció en un salón en el que se organizan frecuentemente otras catas, un espacio dónde las paredes están cubiertas por varias filas de enormes barricas en las que leemos inscripciones de personajes de referencia que han pasado por allí, como Ferran Adrià o Artur Mas.
El menú comenzó con unas tapas de tomate cherry con queso en salsa chimichurri y unas tostaditas de escalivada. Les siguieron un original plato de galets gratinados y rellenos de carne y tomate y un pato confitado a la naranja que estaba tierno y gustoso, una delicia. Los postres fueron melocotones bañados en moscatel y cocas caseras buenísimas. Fue un menú sencillo y sin complicaciones perfecto para acompañar a los grandes protegonistas de la noche.
En la primera parte de la cata degustamos varias fases de elaboración de un vino Picapoll. La Picapoll es una variedad autóctona del Pla de Bages que se emplea en vinos blancos ligeros y afrutados.
- El mosto es lo primero que se obtiene de prensar la uva tras ser recolectada, por lo que se asemeja a un zumo en el que se concentra una gran cantidad de azúcar. El aroma del mosto es el natural de los racimos, muy sutil y casi imperceptible.
- El mosto debe pasar por un proceso de fermentación alcoholica para la transformación de los azúcares. Probamos lo que se obtiene cuando el proceso de fermentación no ha finalizado aún , y nos encontramos con algo que se parece un poquito más a un vino. El ácido carbónico descubre un vino que parece casi espumoso, y ha aparecido cierta graduación de alcohol, entre 5 y 7 grados. En boca se nota más fino, la acidez resulta agradable. Los aromas son frescos, verdes, y nos siguen remitiendo a la uva.
- El vino en rama es el resultado del proceso completo de fermentación, y es un caldo que sólo necesitaría ser filtrado y embotellado para poder ser consumido como vino. Lo que más nos impresionó del vino en rama de Picapoll fue la gran presencia de plátano en nariz, y por contra, la sorpresa de encontrarnos un vino bastante amargo todavía.
Pasamos después a seguir la misma evolución en el caso de dos vinos tintos, Syrah y Merlot.
- El mosto de Syrah es de un color rosado-violáceo muy intenso y extremadamente denso y opaco. Se nota tan dulce como el mosto de Picapoll aunque con una cierta acidez que no era antes tan perceptible. Anna nos explicó que, a pesar de haber sido conservado unos días en nevera, debido a un variación inesperada de temperatura podía haber entrado en un principio de fermentación.
- La Syrah a media fermentación desprende un fuerte aroma a cerrado y humedad (un olor que podemos identificar con el de los huevos podridos, para hacernos una idea). Pero ¡ojo! tras esta sensación que poco a poco va desapareciendo ya se siente el aroma de la fruta roja, habitual en este vino.
- Para probar un vino en rama tinto nos sirvieron una copa de Merlot que en nariz desplegaba aromas primarios frutales. El vino no ha pasado por ninguna fase de crianza, por lo que con el tiempo aún puede incorporar muchísimos matices. También en boca podrá evolucionar mucho, ya que se nota bastante astringente y deja una gran sequedad en el paladar.
En todos estos vinos tan sorprendentes parecía fallar alguna pieza del engranaje, ese engranaje que queda a punto cuando el proceso de elaboración, y quizás de crianza, se puede dar por finalizado. Así que para maridar nuestra cena nos acompañamos también de otros vinos que se encontraban en su momento ideal para ser consumidos:
- En el primer plato tomamos el Picapoll de la pasada añada, un vino que como ya hemos comentado es ligero y fresco. Encontramos aromas afrutados como la piña y también algunos florales y herbáceos.
- Continuamos con una elaboración especial que no está normalmente a la venta y que la bodega nos presenta como un vino muy especial. Se trata de un tinto reserva de corte muy clásico, al estilo de un Rioja con larga crianza en el que se encuentra un gran peso de la madera. En boca es un vino completo con tanicidad marcada.
- Acabamos con el Dolç de Synera, vino de licor de Bodegas 1898. El vino de licor puede ser obtenido a partir de la mezcla de vino y mosto parcialmente fermentado a la que se añade alcohol de origen vinícola.
Felicitamos a la Bodega Abadal por la organización de esta actividad que es toda una oportunidad para acercarnos a la elaboración de los vinos en plena época de vendimia. Anna Castillo y su equipo son un personal muy agradable que abre las puertas de su casa con gran amabilidad, así que nos quedamos con ganas de volver a hacerles alguna visita.
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Fins al pròxim glop!
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